EL PULSO

¿Con quién pasará esta Navidad el Presidente?

No es esa la pregunta que año con año le preguntábamos a alguien más antes de esta pandemia?: “¿Con quién pasarás esta Navidad?” En esta navidad muy seguramente muchos de nosotros solos, otros con sus familiares, los más cercanos, los más próximos, otros simplemente no tendrán ánimo ni júbilo por celebrar la navidad porque habrá una mesa vacía en sus casas, recuerdos que se amontonan, nostalgia por doquier, por sus seres queridos que marcharon por este virus que llegó para no querer irse todavía.

Me puse a pensar ¿con quién pasará esta navidad el Presidente? y se me agolparon mil ideas, él no pasa el tiempo con personas, sino con cosas, con ideas.

El Presidente pasará la Navidad con sus rencores y sus odios, rumiando lo que pudo haber tenido y no fue, destrozando todo lo que él no creó o no inventó, y que viene del pasado.

El Presidente pasará la navidad con sus enemigos, esos a los que llama neoliberales, conservadores, fifís y fachos. Pasará la navidad con los que a él le parecen unos “machuchones” término que aún no logro definir, pero que buscando su significado es: persona que parece seria y que en los ratos de solaz se comporta muy alegremente. Como sea me quedé igual.

El Presidente pasará la navidad con el fantasma de los 115 mil mexicanos muertos por esta pandemia, y aunque diga que él tiene la conciencia tranquila y que duerme muy bien, de alguna manera rondarán esas vidas que merecían seguir vivas, si no fuera porque muchas de ellas creyó en su líder y confió en él cuando les dijo “salgan tranquilos, el cubrebocas no sirve, por eso no lo uso, me lo dijeron los especialistas de la salud en México”.

El Presidente pasará la Navidad con sus tropiezos y fallas, con su gran insensibilidad. No me lo puedo imaginar sentado a la mesa con su esposa e hijos, (qué afortunado tenerlos con vida) y sentir que quizá ellos y sólo ellos, (y lo empiezo a dudar de Beatriz) quizá lo aman por lo que es y no por lo que hoy tiene, pero nadie más.

El Presidente pasará la Navidad con ese vacío de no haber podido estar a la altura de los que tanto odia, y por eso tanto ataca. A la altura de un Felipe Calderón, por ejemplo, al que siempre ataca, pero al que siempre intenta imitar.

El Presidente pasará la Navidad quizá leyendo el Reforma o El Universal, pasando malos ratos y muchos corajes por creerlos “prensa comprada, prensa pasquina, prensa inmunda”, quizá también lo rondarán en ese día las muchas muertes de periodistas hombres y mujeres que han sido asesinados durante lo que va de su Gobierno.

El Presidente pasará la Navidad con su edad y sus dolores a cuesta, esos que no reconoce, y que no toma en cuenta, se la pasará rodeado de sus recuerdos de memorias pasadas, donde ahí se siente cómodo y feliz, pero difícilmente podrá entender el presente y sus circunstancias, a veces se odia lo que no se entiende. Y creo que eso le pasa.

Es difícil para mí poder desearle una Feliz Navidad, no me sale del alma, cuando me parece que es imposible que pueda experimentar la sensación de felicidad en medio de un país sumergido en el dolor, en la muerte y en la carencia. Al menos le desearía tomar más conciencia, al menos le desearía tener más humanidad, y salud. Le desearía salud, física y mental, para que pueda seguir manteniendo a flote este barco que se hunde, no podría desearle ningún mal.

Para ti que me lees, te deseo paz y que tengas la fuerza y la convicción de que eres un mexicano o una mexicana muy valioso o valiosa, que eres grande, que mereces un lugar mejor donde vivir, con más paz, con más justicia y seguridad, te deseo que en verdad te creas que mereces muchas cosas materiales o espirituales, que el pedir y el tener no empobrece como han querido decírtelo una y otra vez hasta intentar convencerte. Eso te deseo.

A las personas que perdieron a algún ser amado, sepan que nunca se van del todo y que su fuerza nos hace mantenernos en pie. Luchemos y vivamos por hacer el mayor bien posible en nombre de su recuerdo.

Gracias por leerme.

Exit mobile version