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El Covid y Yo.

El Covid y Yo.

Hace un par de semanas, empecé con síntomas extraños: diarrea , dolor de cabeza y fiebre. Inmediatamente lo atribuí al Covid-19, porque había tenido que realizar diligencias laborales impostergables , y en una de esas ocasiones, me topé con una persona que no traía ningún accesorio para protegerse. Me impresionó su insensibilidad y su falta de conciencia y empatía. Me encontraba cerca de él, y de pronto : estornudó. Así sin más.

 Por un momento me pasaron mil imágenes por mi cabeza, pensé cómo era que un acto natural del ser humano como es el estornudar se había convertido de pronto en un arma muy poderosa, pensé en él y en la posibilidad de que estuviera enfermo, pensé en mí, en mi familia. Yo tuve cáncer hace años y a raíz de eso mi sistema inmunológico no fué el mejor, pero ahora sé que mucha gente ha sentido el mismo miedo y ha visto cercana la posibilidad de poderse contagiarse, que después de todo , no me siento tan sola en este proceso. Hay una sensación de acompañamiento,  y por primera vez miles de mexicanos tenemos una misma emoción “contagiada”, el miedo al contagio y la sensación de  ansiedad, Durante muchos años he padecido de ansiedad, y sí, lo reconozco, a pesar de ser psicóloga. Una de las cosas buenas que encuentro de este virus es que ya se puede hablar más abiertamente de este tema que parecía ser tabú, muy estigmatizado. Mi padre que en paz descanse siempre me recriminaba por ello y me decía “pero tú que eres psicóloga…”, pues sí, la tuve y la tengo, a raíz de el diagnóstico de cáncer , la ansiedad se instauró en mí, con una continua sensación o idea de morir todo el tiempo, o de recaer, y durante años fuí aprendiendo a controlar esta emoción. Con la llegada del Covid-19 la experiencia de la ansiedad se detonó en grandes proporciones. Atribuyo esto a  que cuando pasé por el cáncer, tenía a mi hermana siempre junto a mi, quien siempre tenía magia en sus palabras para calmarme y hacerme sentir que todo estaría bien , pero ella murió y me quedé sin ese soporte emocional y afectivo, por lo que las crisis de ansiedad con la llegada de esta pandemia fueron un tanto más insoportables.
 La idea de morir ahogada por falta de oxígeno, o la idea de perder a mis seres amados, me paralizó. Con la llegada de los síntomas, sumado a todo esto que les platico, y por indicaciones de mi médico y de algunos otros ángeles en mi camino , me sugirieron realizarme la prueba, pensé que no sería difícil pero fué un calvario podermela hacer, de pronto busqué la prueba de manera gratuita, me hicieron una serie de preguntas, y concluyeron que “no era candidata” a la prueba, pero que me sugerían comportarme como sí tuviera Covid. Y me aconsejaban que que si presentaba falta de aire, me internara en algún hospital. La verdad es que no me sentía nada bien y de pronto sentí esta especie de indefensión y orfandad.
 Como no estaba tranquila decidí buscar hacerme la prueba de manera privada,  después de mucho buscar, di con un Laboratorio que lo hacía a domicilio. El costo:  $3700. Llegaron un sábado a hacérmela y los resultados me los tendrían ¡ 8 días después! pues ya no sé si era de darme risa o pánico, fueron los 8 días más largos en mucho tiempo por los que haya pasado, con múltiples síntomas que iban y venían, intentaba domar a mi mente pensando que tal vez todo era psicológico, pero el termómetro  “tenía otros datos”, me aconsejaron miles de remedios y me sugirieron comprarme un oxímetro, ante lo cual me negué, mi hermana en su etapa terminal de cáncer no dejaba de checarse su oxigenación y nunca olvidaré su cara de terror cuando veía que su oxigenación bajaba, por lo que decidí no pasar por ese mismo pánico.
 Después de una larga espera, los resultados llegaron (no sin insistirle al Laboratorio que ya se habían demorado de más :”Es que estamos saturados, miles de personas necesitan hacerse la prueba”, me explicaba la señorita). el resultado fué NEGATIVO, No puedo decirles exactamente que sentí alivio, pues este virus no tiene palabra y la misma prueba lo decía claramente “Aún cuando salga negativa su prueba, no la exime de adquirir el virus” y es una realidad, Sabía que en ese momento no lo tenía, pero nadie me puede decir si no lo tendré. Sin embargo decidí a partir de ahí vivir con mucha precaución pero sin miedo, decidí no volver a tener más miedo ni por el Covid, ni por el cáncer, decidí hacerle frente a mi angustia y a mi ansiedad, y ponerle un punto final. La experiencia me dejó muchas enseñanzas: Entre ellas, que efectivamente el sistema de salud ante esta pandemia está colapsado, no hay acceso a pruebas suficientes  , pero también que cuando me quise hacer la prueba de manera gratuita, pensé que no estaba mal diseñada la estrategia ante la falta de suficientes pruebas : “Si crees tener COVID, compórtate como si lo tuvieras” y no se refiere a que te sientas enfermo, se refiere a que cuides de no contagiar al otro, se refiere a que te alimentes mejor, a que te ames más, a que voltees a verte a ti mismo y revises qué le hace falta a tu organismo para estar mejor”, pensé en los miles y miles de mexicanos que se sienten peor de como yo me sentía y que no tuvieron acceso a una prueba, porque tampoco cuentan con casi 4 mil pesos para hacérsela (Gracias a Dios contaba con ese dinero en ese momento), pensé en los miles de personas que ya llegan graves al hospital y que por ende mueren sin más nada que hacer. Pensé que la vida es hoy y no hay mañana seguro para nadie, y decidí no vivir más con miedo. Pensé en la importancia de saber que si sientes ansiedad es normal y que siempre habrá alguien que te escuche y entienda Me he ido asomando un poco más a la vida, con todas mis protecciones, confiando que lo que deba de ser, será, porque nada está bajo mi control. Este virus me lo vino a recordar que hoy estoy viva ¿Y tú?
Claudia Rivera
@panaclo
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