24 Sep El INDEP, la otra cloaca
Cada vez que un funcionario de la 4T determina dejar el barco de la 4T, su salida conlleva un destape de corruptelas, señalamientos, intrigas y la respectiva ventilada de una pugna interna sumamente intensa por el control y el poder.
La salida del casiqueretano Jaime Cárdenas Gracia del INDEP, acompañada -la salida- de una carta de exposición de motivos termina por unirse a otros documentos de otros funcionarios que ponen de manifiesto la misma sintomatología en el gobierno de López Obrador.
A estas alturas medios informativos como el «conservador» Reforma han resumido y difundido las anomalías expuestas por el padrino político de Santiago Nieto. Joyas robadas, mutilación de las mismas, subastas manipuladas y el franco agandalle de premios, son solo algunas de las «probables irregularidades administrativas» a las que hace referencia el abogado y exasesor jurídico del PT en el Senado, en sus cinco cuartillas de motivos.
Uno de los primeros en bajarse del barco fue Germán Martínez cuando dejó la Dirección General del IMSS. En su carta acusó la injerencia perniciosa de funcionarios de Hacienda en la vida interna del Instituto Mexicano del Seguro Social. «Ahorro y más ahorro, recortes de personal y más recortes de personal, y un rediseño institucional donde importa más el ‘cargo’ que el encargo.». Es decir, la injustificada búsqueda de concentración del recurso para poder controlar.
Otro que denunció incapacidades fue Carlos Uzrúa, de la SHCP. El exsecretario de plano puso sobre la mesa la imposición de funcionarios que simple y llanamente no tenían el perfil técnico para ocupar posiciones al interior de tan delicada dependencia federal. Esto también revela, entre otras cosas, que alguien trafica influencias al interior del gobierno mexicano.
Al que ventilaron en una reunión pero que evidenció una lucha intestina fue Víctor Manuel Toledo, de la SEMARNAT. El ahora exsecretario acusaba la indiscriminada intervención de Alfonso Romo para bloquear la entrada al país de energías limpias y renovables, lo que se puede entender como un interés oculto por parte del Jefe de la Oficina de la Presidencia. O sea, corrupción. «Este gobierno de la 4T está lleno de contradicciones y esto se expresa concretamente en luchas de poder al interior del gabinete», subrayó Toledo.
Una salida que pasó desapercibida y que probablemente esté en el olvido colectivo es la de Mára Gómez Pérez, de la Comisión Ejecutiva de Atención a Víctimas. En su despedida señaló que la impartición de justicia había sido «reemplazada por una fórmula clientelar, centrada en el reparto de recursos económicos, usando el dinero para pagar la falta de verdad». Volvemos a lo mismo: corrupción.
La estrepitosa derrota del PRI en el 2018 tuvo como punto de origen la abrumadora ola de corruptelas en el sexenio de Enrique Peña Nieto, que fueron capitalizadas por López Obrador y su partido. El combate a ese fenómeno fue uno de los estandartes del «cambio verdadero» que anunció Andrés Manuel previo a la campaña, durante su campaña y en el lapso entre su victoria y la toma formal del poder.
¿Resultado? Aparentemente ninguno. Y para no asumir culpas, hábil y cobardemente, López ya calificó a Cárdenas de sacatón: «limpiar el INDEP era lo que tenía que hacer Cárdenas y no le entró».
Es increíble.
Autor: DIEGO PARRA
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